El viernes 23 de junio, TBT sudamos la gota gorda sin acercarnos al fuego y brillamos con luz propia sin necesidad de artificios. Hicimos nuestro trabajo con la eficiencia de un coche alemán, la precisión de un reloj suizo y el gracejo de unas castañuelas. Hicimos la llamada al rezo y nos vaciamos sobre los peregrinos que pudieron llegar casi a nado, ahogados en su propia humedad. No hubo concesiones. Un muro de la muerte con muro pero sin muerte no nos mató. Algún infiel lanzó nobirra sobre Matrako pero en vez derretirnos nos endemoniamos más y correspondimos con los refuerzos: Maki de Activos Tóxicos surgió con el rostro cubierto y atentó contra el sofocado público con ráfagas de cerveza. Nadie se fue de rositas. Y como llegamos nos fuimos; a nuestra hora, con paso marcial y la ropa empapada. Subimos a birroneta sintiéndonos derrotados por el calor y el esfuerzo pero también vencedores. Luego llego el resto. Otra noche de bailes y llenazo en el racó de Marearock.
Mil millones de gracias a Maki y Euge por el apoyo logístico y emocional, a Sara por hacer de todo y mucho más, a Combo Calada por la batería y a la organización por contar con nosotros y darnos la munición para la metralleta.
Next stop: Morroco.